Los arqueólogos barajan otras teorías muy distintas y que pueden poner patas arriba todo lo que conocíamos acerca de este tesoro, como expone un reportaje publicado en 'Haaretz'. Para empezar, que el Arca pudo pasar mucho más tiempo en Qiriath-Jearim de lo que se pensaba. Para seguir, que es muy probable que durante la mayor parte de su existencia estuviese asociada con cultos que nada tienen que ver con lo que hoy se conoce como judaísmo. Por último, que no fue David quien trasladó el arca a Jerusalén. En definitiva, que el mito cumplió una función propagandística como consolidación del poder de reyes israelíes.
“Si las teorías son ciertas, significaría que el Arca de la Alianza, uno de los símbolos asociados más a menudo con el judaísmo, solo se conservó en Jerusalén durante las últimas décadas antes de la invasión de los babilonios”, recuerda el reportaje, que ha contado con la colaboración de diferentes historiadores y arqueólogos. “Durante la mayor parte del tiempo, se encontró en Qiriath-Jearim y, con anterioridad, en Silo”. Jerusalén fue arrasada en el 587 a.C. por los babilonios bajo la dinastía caldea.
La teoría de Josías de Judá
Según los investigadores, es muy probable que esta reliquia no fuese trasladada a la capital por David, que reinó entre los siglos XI y X a.C., sino mucho más tarde de mano de Josías de Judá, que ostentó el poder entre el 639 y 608 a.C. Es más, posible que el gran reino de Israel que se describe en la Biblia antes del primer milenio antes de Cristo nunca fuese tan poderoso. Las leyendas de David y Salomón cristalizasen en la época de Josías, asegura Thomas Römer, profesor de la Universidad de Lausana y autor de 'El Antiguo Testamento comentado' que está colaborando en las excavaciones.
Para muchos estudiosos de la Biblia, la historia del Arca es un texto separado del Antiguo Testamento que se incorporó al libro de Samuel más tarde
“Es posible que el Arca permaneciese durante mucho más tiempo en Qiriath-Jearim, y que fuese Josías quien lo trasladase a Jerusalén para centralizar toda la actividad religiosa y política, y sus biógrafos reforzasen su autoridad creando la historia de David”, explica al medio israelí. “Eso puede explicar por qué no hay más relatos sobre él”. El propio Antiguo Testamento lo desvela, recuerda el autor, ya que es Josías el que indica a los levitas que pusiesen “el Arca en la casa que edificó Salomón, hijo de David, rey de Israel” en 2 Crónicas 35:3. Fue Josías quien expandió las fronteras de Judea y centralizó el culto a Yahvé en el Templo de Jerusalén, relegando al resto.
Las excavaciones muestran que Qiriath-Jearim siguió siendo un importantísimo lugar de culto mucho después del traslado del Arca, lo que hace sospechar a los arqueólogos que pudo encontrarse allí todo ese tiempo. Una actividad religiosa tan importante que competía con la del Templo de Jerusalén y a la que atendían ante todo los benjaminitas, una de las tribus de Israel. Se encontraba en la frontera entre el reino del norte de Israel y Judea. La invasión de los asirios permitió finalmente que Josías expandiese el reino de Judea hacia las tribus que se resistían, como la de los benjaminitas y trasladase el Arca a Jerusalén.
Para muchos estudiosos de la Biblia, la historia del Arca es un texto separado del Antiguo Testamento que se incorporó al libro de Samuel con posterioridad, y quizá con fines políticos o religiosos, al igual que puede ocurrir con las leyendas de David o el propio Salomón; incluso en el caso de que estos existiesen, los textos que narran sus gestas no fueron contemporáneos. La narración original concluía con la llegada del tesoro a Qiriath-Jearim, que se encuentra a apenas 12 kilómetros al oeste de Jerusalén. Concretamente, según indica el libro de Samuel, el Arca se conservó “en la casa de Abinadab en la montaña”. Según Römer, los versículos de la Biblia que indican que el Arca albergaba las Tablas de la Ley probablemente se escribieron durante el reinado de Josías o más tarde.
Ritos paganos
¿Qué era, por lo tanto, lo que se encontraba almacenado en el Arca, que según la leyenda medía 11 centímetros x 67 x 67, estaba hecho con madera de acacia y estaba revestida de oro? Muy probablemente, estaba vinculado a los cultos politeístas de la región de Canáan, que adoraban a dioses como Baal o El. En sus primeras encarnaciones, Yahvé no era la deidad invisible y universal que nos ha legado la tradición religiosa, sino que adoptaba la forma de un toro y gozaba de la compañía de una consorte, Asherah.
Römer sospecha que, al igual que ocurría con los ritos religiosos de los pueblos árabes preislamistas y beduinos, que utilizaban arcas para transportar sus iconos religiosos, esta servía para almacenar figuras que representaban a Yahvé y Asherah. Una muestra de que el Antiguo Testamento está conformado a partir de un sincretismo que amalgamaba cultos, culturas, tradiciones e intereses nacionales. De ahí que Finkelstein no busque el tesoro, sino como él mismo explica, “saber lo que se encuentra detrás de la narración, qué nos dice acerca de la historia de Judea e Israel, del culto al dios de Israel y del Templo de Jerusalén”.
AUTOR HÉCTOR G. BARNÉS
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