Desde la Alta Edad Media se va perdiendo el escaso interés que había por la cultura, debido al ambiente creado por las segundas invasiones. Las únicas muestras de cultura se refugian en algunos monasterios.
Durante el siglo X, las Escuelas Monásticas imparten a sus monjes una mínima instrucción basada en el Trivium (Gramática, Retórica y Dialéctica) y sólo la Música en el Quadrivium. La tranquilidad durante esta época propicia la copia de manuscritos y cierta actividad cultural.
Surgen en dichas escuelas los primeros ejemplos del pensamiento filosófico medieval, destacando el monasterio de Montecasino donde se traduce a Hipócrates y Galenodel árabe.
También cabe destacar en la Península Ibérica el brillante papel del Escriptorio de Ripoll, en el siglo X como transmisor de los saberes de la España musulmana.
A partir del siglo XII se produce un declinar, al surgir nuevas cuestiones filosóficas y teológicas lejos de los intereses intelectuales de los monjes.
Las Escuelas Catedralicias.
Tuvieron mayor libertad y amplitud de miras que los estudios monásticos, con un plan de estudios más amplio. A su frente, se situaba el magister scholarum, que ostentaba la representación de los obispos.
Destacaron las de Tours, París o Palencia; las de Toledo y Palermo poseyeron centros de traducción de libros científicos árabes.
El siglo XII fue el más relevante para las escuelas catedralicias. Tras el Concilio de Letrán celebrado en 1179, se
ordenó que cada diócesis tuviera la suya. Se abrieron las puertas no sólo a los futuros sacerdotes y se duplicó la enseñanza, con una escuela interna y otra externa para laicos.
Tras los estudios, recibían la licentia docendi, que dio origen a los maestros seculares, que podían abrir escuelas a petición de los municipios.
Los Estudios Generales.
En una segunda fase, junto a las Escuelas Catedralicias, aparecen Escuelas Urbanas Laicas, patrocinadas por ciudades prósperas, que darían lugar primero a los Estudios Generales y después a las Universidades.
Se impartían estudios superiores, a clérigos y laicos. Los Estudios Generales podían ser episcopales o urbanos.
Se desarrollaron los estudios de la Medicina, destacando Salerno, Palermo ó Montpellier.
También el los de Derecho, con una importante repercusión, poniendo de nuevo en relieve la compilación de Justiniano.
El aspecto más significativo de este resurgir cultural es el referido al estudio de la Filosofíay la Teología, con el método dialéctico.
Esta época denominada románica, favorecida por la expansión demográfica y económica, aporta una unidad común basada en la Cristiandad: unidad de idioma en cultura por medio del latín culto, unidad geográfica que permite libre circulación de maestros y alumnos y por último la unidad de conocimientos.
El estudio de las Artes en las Universidades
El término “artes liberales” designaba los estudios que tenían como propósito ofrecer conocimientos generales y destrezas intelectuales, antes que destrezas profesionales u ocupacionales especializadas llamadas Artes Manuales, o Artes Menores.
El escritor Martianus Capella en el año 400 d. C., realizó una recopilación de éstas en su Satyricon, o De Nuptiis
Philologiae et Mercurii et de septem Artibus liberalibus libri novem.
Las siete artes liberales que se enseñaban en la antigüedad comprendían dos grupos de estudios: el trivium y el quadrivium. Estas artes eran impartidas en latín y son las siguientes:
- la gramática, lingua “la lengua”
- la dialéctica, ratio “la razón”
- la retórica, tropus “las figuras”
- la aritmética, numerus “los números”
- la geometría, angulus “los ángulos”
- la astronomía, astra “los astros”
- la música, tonus “los cantos”.
El primer título de Universidad lo reciben los Estudios Generales de Salamanca en 1254 y a partir de ahí Coimbra, Valladolid, Alcalá de Henares, Lérida, Roma, Aviñón, Orleans, Cracovia, etc.
Entre 1200 y 1400 fueron fundadas, en Europa, 52 universidades, 29 de las cuales fueron erigidas por papas.
Bibliografía:
Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, 1905.
Ramón Llull: Las definiciones de las siete artes liberales y mecánicas
Jaques Le Goff. Los intelectuales en la Edad Media. Barcelona: Gedisa S.A., 1990
Clara Tamayo de Serrano. “El aporte cultural y educativo de la Baja Edad Media”. Educación y Educadores
Javier Ureña
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