Un periódico de Tokio ha publicado la
noticia de que una donante anónima ha entregado 10 millones de yens a la Cruz
Roja para los refugiados de Camboya en Tailandia. La donante explicó el motivo
de su decisión con estas palabras: “Hoy, al ver en la televisión la noticia
gráfica de la situación de hambre y desnutrición de tantos niños, un primer
plano mostraba a un niño famélico alargando la mano pidiendo comida. Mi nieto
se ha quitado el “omochi” (pastel de arroz) de la boca y se ha ido a la
pantalla del televisor para dárselo al niño hambriento. Mi nieto es muy
pequeño, aún no habla, pero yo hago este donativo con su corazón.
Las personas, por regla general, piensan y
actúan más con el corazón que con la inteligencia. Se observa con el corazón a
cuantos nos rodean y tratan. Se juzga a los demás con el corazón y nacen las
simpatías o antipatías; las ayudas o la cerrazón; se defiende con la
inteligencia y con todo el entusiasmo aquello que anhela el corazón, ya sea en
cuestiones políticas, deportivas, de relación entre amigos, ya en cuestiones de
nivel nacional o internacional, etc.
Una lección a aprender: debemos vaciar de
nuestro corazón –al igual que un pozo lleno de piedras no puede contener agua-
todo el egoísmo y llenarlo de amor, porque como se ha dicho “la regla que nunca
falla para el corazón es el amor”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario