Para Hegel la religión constituye el factor clave para determinar el desarrollo histórico de cada época reconociendo que para el pueblo sin educación la religión es el elemento más presente, que tiene a su cargo la importante tarea de manifestar el espíritu. En el sistema de pensamiento hegeliano, la religión ocupa el lugar anterior al saber absoluto. Esto se ve claramente en la organización de su libro la “Fenomenología del Espíritu”, en donde el saber absoluto, como cumbre del proceso dialéctico, se encuentra al final del libro. Antes de éste se encuentra la religión en su triple manifestación. A saber, como religión natural, como religión del arte, y finalmente, la superación y conservación de las anteriores, la religión revelada.
Las tres manifestaciones del espíritu para este filósofo son el arte, la religión y la filosofía.
Tanto la religión como la filosofía tienen elementos en común como la verdad como objeto y a Dios como la verdad y ambas poseen el mismo contenido especulativo. Las dos también se ocupan de lo finito, de la naturaleza y del espíritu humano. Hegel afirma que la razón o el espíritu universal gobiernan el mundo y este punto de vista contrastan con el pensamiento tanto de los filósofos ateos como de los religiosos que no aceptan que la religión se subordine a la filosofía. Hegel valora el papel educativo de la religión a través de la historia. Para él la Biblia es el libro más importante para instruir al pueblo.
La religión se diferencia de la filosofía en que suele usar expresiones sentimentales y representativas, en tanto que la filosofía posee un mayor rigor conceptual y utiliza conceptos en lugar de representaciones.
Los sentimientos y representaciones que utiliza la religión hacen posible la movilización de las conciencias y estimulan la acción del pueblo que no está educado, mediante un lenguaje más claro accesible a todos por igual.
La religión revela la espiritualidad, lo absoluto, antes que la filosofía, captada de manera intuitiva por la conciencia y según Hegel, es mejor que así sea, porque constituye la primera modalidad de la autoconciencia, la conciencia espiritual del espíritu mismo de un pueblo.
La religión, si bien no es el saber absoluto, es ya la presentación de la verdad especulativa. Es el espíritu que tiene conciencia de sí, aunque todavía no sea autoconsciente de sí mismo. La conciencia que toma sobre sí mismo un pueblo en la historia, es lo que puede expresar una religión. La religión, al igual que el saber, se va desplegando en el tiempo, y así como encontramos una historia del desarrollo de la verdad, o del proceso de autoconciencia del absoluto, así también encontramos un proceso histórico, dialéctico, de la religión, pasando por los tres momentos ya antes nombrados.
“El espíritu total, el espíritu de la religión es, a su vez, el movimiento que consiste en llegar, partiendo de su inmediatez, al saber de lo que él es en sí o de un modo inmediato y en conseguir que la figura en la que el espíritu se manifiesta para su conciencia sea completamente igual a su esencia y se intuya tal y como es.”[HEGEL, G.W.F., Fenomenología del espíritu, FCE, México, 2003, p. 398.]
Lo que luego se considere verdad, sólo tendrá valor si se adecua con el principio religioso de un pueblo.
La complejidad de una organización social, su esencia más profunda, su espiritualidad, se manifiesta en su religiosidad. Por medio de la religión los pueblos pueden tener conciencia del espíritu universal y de si mismos. No es todavía saber absoluto porque el conocimiento que el espíritu tiene de sí mismo es a través de la representación, y justamente por esto el arte es un momento necesario de toda religión. En la religión hay, según el mismo Hegel, una representación anticipada del pensamiento filosófico, ya que esta presenta un contenido verdadero aunque disfrazado bajo la forma de la representación y por tanto se aparece a la comunidad religiosa como un contenido ajeno o extraño. De esta forma será necesario superar este momento, que dará lugar al saber absoluto, al concepto sin representación alguna.
Hegel ya vislumbraba la correlación entre la autoconciencia que el hombre o los pueblos tienen de si mismos y la conciencia de Dios. La autoconciencia en la religión se nos aparece como una conciencia desgraciada que proyecta más allá de sí misma su ideal de libertad. De esta manera encontramos como problema fundamental de este proceso dialéctico, la relación entre conciencia finita y conciencia infinita, conciencia que se representa el espíritu infinito, y el espíritu infinito en sí mismo. La religión es la autoconciencia del espíritu absoluto, representada por el espíritu finito.La religión tiene un papel reconciliador entre el individuo y el Estado y procede de la ética.
Los revolucionarios que se oponen a la religión se arriesgan a perder el apoyo del pueblo.
Hegel interpreta que Cristo es el símbolo de la unidad entre la naturaleza divina y la humana y encarna la promesa de la existencia de Dios en cada hombre. Por lo tanto, el hombre debe ser valorado simplemente por ser hombre y como ser libre
La forma suprema de religión será la religión revelada porque en esta el espíritu se da a sí mismo como es en su esencia. La dialéctica general de la religión constituye una revelación progresiva del espíritu en sí mismo. El primer momento corresponde a la religión natural en la cual el espíritu se sabe inmediatamente. El segundo momento es aquel en el cual el espíritu se sabe en la naturalidad suprimida, por tanto religión estética. El espíritu ha devenido en finito, es el mismo una obra. Finalmente el tercer momento, es el de la religión revelada en la cual los dioses griegos son sustituidos por el Dios cristiano. El espíritu se sabe como en sí y para sí mismo.
Nacho Padró
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