miércoles, 19 de febrero de 2025

El papa Francisco y su relación con la muerte: todo lo que el pontífice ya ha planificado

El papa Francisco sigue trabajando desde la décima planta del hospital Policlínico Gemelli, donde fue ingresado por una bronquitis combinada con una grave infección de las vías respiratorias. Para demostrarlo, acaba de nombrar a sor Raffaella Petrini primera mujer presidenta del Gobernación del Vaticano y eligió como obispo en Brasil a un misionero de Cagliari. Sin embargo, desde que asumió el pontificado, no oculta que piensa a menudo en la muerte.Desde 2021, el papa, hoy con 88 años, ha sido hospitalizado cuatro veces, contando el ingreso por la operación de colon. Pero eso no es todo: los cada vez más frecuentes dolores lumbares, junto con la fatiga respiratoria, están sometiendo a su cuerpo a tal tensión que la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha hablado de un "cuadro clínico complejo que requerirá una hospitalización adecuada". El papa Francisco ha declarado en repetidas ocasiones que considera el papado como "un papel para toda la vida", a pesar de haber respetado la decisión de dimitir de su predecesor, el Benedicto XVI. Sin embargo, desde que fue elegido al trono de San Pedro, el papa Francisco ha ido organizando con gran precisión todos los detalles de su funeral. Pero ¿por qué se considera un acto tan revolucionario? Hemos rastreado algunas razones.

La nueva relación del papa con la muerte

Pocos meses después de su elección, Francisco escribió una carta a su amigo, el médico argentino Nelson Castro, pidiéndole que escribiera un libro sobre la salud de los papas. Sobre el tema, Francisco volvió a dirigirse a él varias veces; en un encuentro en 2017, el pontífice le habría dicho: "Te recuerdo que tienes que escribir un libro sobre la salud de los papas en el que te hablaré de mis neurosis". Y el libro llegó, La salud de los papas: Medicina, complots y fe. Desde León XIII hasta Francisco (Sudamericana), que recoge una larga entrevista que tuvo lugar entre los dos argentinos el 16 de febrero de 2019. “No tengo miedo a la muerte y me la imagino en Roma” es una de las frases más significativas de aquella larga conversación. Es la primera vez que un papa habla abiertamente de su salud, tanto física como psicológica. Según algunas declaraciones del autor, Francisco lo hizo para "mostrarse como un ser humano" porque "el papa puede ser infalible en cuestiones doctrinales, pero es un ser humano que sufre".

Las enfermedades del papa

En la larga entrevista con el médico Nelson Castro, el papa Francisco también entró en detalles sobre su salud antes de asumir el pontificado, sin avergonzarse de su vulnerabilidad. Contó la operación a la que se sometió a los 21 años. En 1957, Bergoglio era un joven seminarista cuando fue llevado de urgencia al hospital aquejado de gripe asiática, según explica en su autobiografía Esperanza (Mondadori, 2025): "Comenzaba un lento e incierto ascenso, rondando entre la vida y la muerte. Para hacerme una endoscopia de los pulmones y evitar los reflejos cardíacos, me llenaron de morfina: el mundo aparecía distorsionado, la gente miniaturizada; aquello también fue una experiencia muy mala, un aspecto de la pesadilla en la que había caído. Sentí que mi estado era realmente grave". Fue entonces cuando le extirparon el lóbulo superior del pulmón derecho por la presencia de tres quistes. Más tarde recordó su operación de vesícula biliar cuando era superior provincial de los jesuitas así como los problemas con el hígado, que lo llevaron a seguir una dieta estricta para adelgazar. En 2004 tuvo un problema cardíaco, mientras que ya experimentaba dolores lumbares debido al estrecho espacio entre la cuarta y la quinta vértebra. Francisco hizo una anamnesis de sus enfermedades históricas. La última, que le sobrevino cuando ya había sido elegido papa, es la estenosis diverticular del colon, es decir, el estrechamiento de una parte del colon debido a una inflamación aguda de los divertículos. Como consecuencia de la grave inflamación, que perjudicó su perfecto funcionamiento, el papa se sometió a una resección quirúrgica de parte del intestino en 2021.

Salud mental

El papa Francisco tampoco oculta haber padecido problemas psicológicos. En una entrevista con el sociólogo Dominique Wolton, publicada en el libro Politique et société (L'Observatoire, 2017), el papa afirmó haberse sometido durante varios meses al psicoanálisis de un profesional judío. Estamos en las décadas de 1970 y 1980 y Bergoglio está a punto de ser nombrado rector de la universidad jesuita en un país atenazado por la dictadura de Videla. Eran años oscuros para el país, pero también para el entonces sacerdote, acusado de no haber impedido la detención de dos jesuitas, Orlando Virgilio Yorio y Francisco Jalics, encarcelados y torturados acusados de subversión. Dos años después, Francisco reveló que el psicoanálisis le había ayudado a afrontar sus "miedos". Ya como papa reveló que la decisión de abandonar el palacio papal y trasladarse a la casa de Santa Marta –una residencia para clérigos de edad avanzada– fue dictada por razones psicológicas. Francisco rompe con un pasado en el que la Iglesia había combatido el psicoanálisis: incluso el papa bueno, Juan XXIII, había prohibido a los seminaristas someterse a él; sería el papa Pablo VI quien levantaría esta prohibición. En segundo lugar, con Francisco, es la primera vez que un pontífice habla de su salud mental: un hecho sin precedentes, dado que la lucidez mental para el líder de una confesión religiosa como la Iglesia católica lo es todo. En 2015, la noticia de que el médico Takanori Fukushima le había diagnosticado al papa un supuesto tumor cerebral dio la vuelta al mundo. Noticia que pronto fue desmentida por la Santa Sede: pero el temor a una neoplasia en un órgano tan delicado como el cerebro llevó a muchos a poner reparos a las futuras –y valientes– decisiones del pontífice, acusándolas de falta de lucidez.

El nuevo rito funerario del papa

Francisco quiere revolucionar la Iglesia incluso muerto. En su última entrevista con la periodista Valentina Alazaraki para la televisión mexicana, afirmó que está revisando el rito funerario del pontífice con el maestro de ceremonias papal: "Lo hemos simplificado bastante. Había que hacerlo, ¡seré el primero en demostrarlo!", ironizó. Pero ¿cómo ha simplificado Francisco el rito funerario del pontífice? Probablemente, el primer cambio se refiere a los tiempos: las exequias en sufragio del papa se conocen también como "Novendiali", porque duran nueve días después de la muerte del pontífice y son celebradas por los cardenales según normas estrictamente establecidas por el Ordo exsequiarum Romani Pontificis. Durante estos nueve días, el primer problema es prestar atención a la posible descomposición del cadáver: hoy existen técnicas innovadoras, pero en tiempos de Pío XII algunos guardias de honor se desmayaron por el fuerte olor que emanaba del cuerpo del pontífice, tratado con un método de embalsamamiento que resultó infructuoso. Los días siguientes al fallecimiento se dedican a la peregrinación de los católicos ante el cuerpo expuesto en la basílica de San Pedro: ¿cómo olvidar el baño de multitudes ante el cadáver de Juan Pablo II? El momento central del funeral es, sin embargo, la llamada Missa poenitentialis, que siempre se celebra en la basílica de San Pedro en presencia de todos los jefes de Estado del mundo. Por último, tiene lugar el entierro.

La tumba en la basílica de Santa María la Mayor

En la entrevista con Alazaraki, Francisco reveló también su deseo de ser enterrado fuera de los muros vaticanos, en la basílica romana de Santa María la Mayor. Se trata de una ruptura con los últimos papas, que fueron enterrados bajo la basílica de San Pedro. Hasta 23 papas, como su predecesor Benedicto XVI, están enterrados en el espacio conocido como las "Grutas Vaticanas". Pero Francisco, siguiendo el ejemplo de León XIII, que en 1903 fue enterrado por disposición propia en la basílica de San Juan de Letrán, ha tomado otra decisión. Pío IX, antes que él, también había elegido una basílica al otro lado del Tíber, la de San Lorenzo Extramuros. Francisco también motivó su elección por su especial devoción al icono de Nuestra Señora de las Nieves, conservado en Santa María la Mayor. También conocida como la Virgen de los Romanos, el papa Francisco siempre se ha dirigido a la Virgen al principio y al final de cada viaje apostólico. El 14 de marzo de 2013, recién elegido papa, fue por la mañana temprano a rezar ante el icono, y desde entonces ha vuelto más de 100 veces, iniciando una nueva práctica. Es, por tanto, natural que el papa de la teología del pueblo eligiera ser enterrado en el lugar donde realizará su último y más importante viaje.

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