hamás ha bautizado su ofensiva contra Israel como "Tormenta (o Inundación en otras traducciones) de Al Aqsa", nombre de uno de los templos musulmanes que se levanta sobre la explanada de las mezquitas de Jerusalén. Desde hace más de mil años los musulmanes rezan en este lugar, el tercero más sagrado para el islamtras La Meca y Medina, que también es un emplazamiento simbólico para los judíos, donde se levantaba el Templo, y por ello desde hace décadas se ha convertido en un punto álgido en el conflicto palestino-israelí.
La mezquita de Al Aqsa forma parte de un conjunto monumental que alberga varios de los lugares más sagrados para el mundo musulmán, la propia mezquita de Al Aqsa y la Cúpula de la Roca, donde la tradición sitúa la ascensión de Mahoma a los cielos. El recinto que los musulmanes llaman Haram esh-Sharif, El Noble Santuario, y que popularmente es conocido como la explanada de las mezquitas, se edificó a partir del siglo VII sobre las ruinas del Monte del templo de Jerusalén, donde todavía existen restos del antiguo templo judío –destruido por los romanos en el siglo I d.C.– como el Muro de las lamentaciones, el lugar más sagrado de la religión judía.
LA MEZQUITA DE AL AQSA
La mezquita de Al Aqsa, literalmente la mezquita lejana, se encuentra en el sector sur del recinto y es la más grande de Jerusalén, con capacidad para miles de fieles. Su nombre hace referencia a un pasaje del Corán, el Viaje Nocturno (Al Isra), que narra la ascensión a los cielos del profeta Mahoma. Según el libro sagrado, Alá trasladó a su profeta desde la "Mezquita Sagrada" (en La Meca) a la "mezquita lejana" (Jerusalén) en un caballo alado y, desde allí lo hizo ascender a los cielos.
El templo fue levantado pocas décadas después de la "milagrosa ascensión" del profeta, entre mediados del siglo VII e inicios del siglo VIII, por los primeros califas Omeyas, que dirigían el islam desde Damasco y ha sido reconstruido y ampliado en diversas ocasiones, debido a los daños causados por los terremotos que lo han afectado.
La última gran reconstrucción data del siglo XI, bajo el mandato del califa fatimí Ali az-Zahir. Poco después, la mezquita sería utilizada por los cruzados que tomaron Jerusalén en 1099 como palacio real y, más adelante como cuartel general de los templarios. Cuando Saladino, el primer sultán de la dinastía egipcia ayubí, reconquistó la ciudad, volvió a acondicionar el lugar como un templo
El recinto mide 83 x 56 m y está sostenido por 45 columnas que dividen el espacio en siete naves hipóstilas. El interior de la mezquita está pintado con motivos decorativos del siglo XIV en parte reconstruidos tras un incendio que en 1969 dañó gravemente la mezquita. Pero la característica más llamativa del edificio es la cúpula que lo corona, que data de la época de Az-Zahir y estaba hecha de madera recubierta de plomo esmaltado. Tras quedar seriamente afectada por el incendio de 1969 fue reconstruida con cemento revestido de una cubierta de aluminio, sustituida en la década de 1980 por plomo para evocar el diseño original.
LA CÚPULA DE LA ROCA
Situada en el centro de la gran explanada de Al Aqsa, la Cúpula de la Roca se levanta, según la tradición islámica, sobre el punto exacto desde el que el profeta Mahoma ascendió a los Cielos. Este santuario alberga la roca sagrada, una parte de la cual queda expuesta y protegida por una barandilla. Levantada igual que la Mezquita de Al Aqsa en el siglo VII por el califa omeya Abd al-Malik ibn Marwan es el monumento islámico más antiguo que se conserva.
El santuario consta de una base octogonal y está rematado por una espectacular cúpula de madera dorada de 20 metros de diámetro visible desde cualquier parte de Jerusalén. Las paredes de esta construcción octogonal están decoradas con mármol, placas de metal y mosaicos similares en técnica a los bizantinos aunque sin representaciones humanas o de animales tal y como establecen los preceptos coránicos. En su lugar, presentan escritura árabe y patrones vegetales entremezclados con imágenes de elementos como joyas y coronas, suponiendo un ejemplo único de la arquitectura islámica temprana.
La estructura original de la Cúpula de la Roca se ha conservado intacta hasta nuestros días, aunque las sucesivas dinastías islámicas, abasíes, fatimíes o ayubís, renovaron su aspecto y agregaron sus propias ornamentaciones. En el siglo XVI, por ejemplo, Solimán I reemplazó los mosaicos exteriores por baldosas de cerámica de colores que luce en la actualidad.
EL MURO DE LAS LAMENTACIONES
Pero tanto la mezquita de Al Aqsa como la Cúpula de la Roca se asientan sobre una gran explanada artificial que corona la colina, que albergó durante siglos (y hasta medio milenio antes de que comenzara allí el culto musulmán) el lugar más sagrado del reino de Israel: el Templo de Jerusalén.
Después de la reforma y ampliación llevadas a cabo por Herodes el Grande a finales del siglo I a.C., el Templo se situaba en el centro de una gran terraza artificial que igualaba el distinto desnivel de la colina, protegida por unos amplios muros. La creencia hebrea identifica el lugar, más o menos donde ahora se ubica la Cúpula de la Roca, con la historia bíblica del sacrificio de Isaac, primogénito de Abraham. En la cara sur del espacio (donde en la actualidad se sitúa la mezquita de Al Aqsa) se levantaban el pórtico de Salomón, la entrada al recinto, y la estoa real, una una basílica civil.
Después de que en el año 70 d.C. las legiones romanas tomaran Jerusalén y aplastaran la revuelta judía, el Monte del templo fue arrasado y sus tesoros llevados a Roma como trofeo de guerra. En la actualidad tan solo se conserva un pequeño fragmento de todo el complejo, el muro de las lamentaciones, que formaba parte del muro exterior que protegía el recinto en su parte occidental.
En la actualidad, el muro consta de una pequeña sección de 60 metros expuesta al aire libre en el Barrio Judío, y una pared de casi 500 metros en su mayoría oculta bajo los edificios del Barrio Musulmán de Jerusalén.
SÍMBOLOS EN DISPUTA PERMANENTE
Debido a esta gran concentración de lugares tan sagrados para musulmanes y judíos en un espacio tan limitado, el recinto ha sido usado como un símbolo por ambos bandos. Desde la creación del estado de Israel, en 1948, es uno de los puntos más delicados del conflicto entre árabes e israelíes y hasta 1967 permaneció de facto dividida: la parte occidental bajo control israelí y la ciudad vieja, con los lugares sagrados de todas las confesiones, quedó en manos de Jordania.
Tras la Guerra de los seis días, en junio de 1967, los israelíes capturaron Jerusalén este y la ciudad vieja y solo a partir de entonces los judíos pudieron acceder al Muro de las lamentaciones, veinte siglos después. En la actualidad, Israel gobierna de facto toda la ciudad, a pesar de que la parte oriental sigue considerándose territorio ocupado, y regula el acceso de los jerosolimitanos musulmanes a sus lugares más sagrados desde hace más de mil años.
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