en las colinas de Jerusalén existe una enorme cueva de origen kárstico, que se abre camino hacia las profundidades de la tierra, conocida como Te'omim (la cueva de la madre de los gemelos). Según cuentan las tradiciones locales, en su interior fluye un manantial cuyas aguas tienen propiedades curativas, mágicas y con el poder de dejar embarazadas a todas aquellas mujeres que beban de sus aguas. Una leyenda del siglo XIX cuenta que una mujer que no podía tener hijos lo hizo y al poco tiempo quedó embarazada de gemelos, de ahí el nombre del lugar
Desde 2009, este complejo de cuevas ha sido estudiado por arqueólogos israelíes, que han descubierto allí más de 120 lucernas de aceite prácticamente intactas y dispuestas de manera intencionada en las estrechas grietas de las paredes de la cámara principal. Los arqueólogos han podido datar la mayoría de estas lucernas entre los siglos II y IV d.C., en plena dominación romana.
COMUNICARSE CON EL MÁS ALLÁ
Recientemente, durante los trabajos de desescombro de la cueva, los arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA) y de la Universidad Bar-Ilan, liderados por Boaz Zissu, descubrieron también diversas armas y vasijas de cerámica de épocas anteriores, aunque lo que realmente llamó su atención fueron los numerosos cráneos humanos que encontraron allí. Tras estudiar a fondo todos estos hallazgos, publicaron un artículo en la revista Harvard Theological Review.
"Las lámparas de aceite, las armas y los cráneos humanos se usaron, probablemente, como parte de rituales de nigromancia", afirman los investigadores.
En su estudio, los investigadores aclaran que "las lámparas de aceite, las armas, los cráneos humanos y otros utensilios encontrados se usaron, probablemente, como parte de ciertos rituales de nigromancia que tenían lugar en la cueva durante el período tardorromano. La cueva pudo haber sido utilizada como un oráculo local o nekyomanteion".
De hecho, en época romana, la magia y la adivinación eran prácticas que estaban estrechamente ligadas con la religión. Los romanos trataban de comunicarse con el más allá utilizando todos los medios a su alcance. Según los expertos, la cueva de Te'omim se usó muy probablemente para celebrar rituales de magia y hechicería ya que existía la creencia de que las cuevas eran portales al inframundo. Te'omim estaba consagrada al dios local Tammuz-Adonis, y parece que las ceremonias que se practicaban allí eran originarias de la parte oriental del Imperio.
PROTEGERSE DE LOS ESPÍRITUS
Así, los autores del estudio sugieren que esta cueva pudo albergar "ritos secretos relacionados con la nigromancia y la comunicación con los muertos, principalmente por parte de brujas. Estos ritos generalmente se llevaban a cabo dentro de tumbas o cuevas funerarias, pero a veces tenían lugar en un nekyomanteion como seguramente era este lugar", añaden.
Según los autores del estudio, la cueva pudo albergar "ritos secretos relacionados con la nigromancia y la comunicación con los muertos".
Los investigadores también destacan que "los cráneos humanos se usaron en todo el Imperio romano, incluso en Palestina y sus alrededores, en ceremonias de nigromancia y comunicación con los muertos. También las lámparas de aceite aparecían habitualmente en tales ritos, donde los participantes trataban de adivinar el futuro interpretando las formas creadas por las llamas".
Asimismo, Eitan Klein y Boaz Zissu, expertos de la Autoridad de Antigüedades de Israel y la Universidad Bar-Ilan, consultaron numerosas fuentes históricas para explicar una singular creencia popular: la de que los espíritus tenían miedo a los objetos de metal, en particular a los fabricados en hierro y bronce.
De este modo se explicaría la presencia de las espadas y de otras armas en el interior de la cueva de Te'omim. "Las armas servirían para proteger a los asistentes a la ceremonia mágica y hechicería de los malos espíritus, así como para asegurar que las ofrendas al espíritu que se invocase no fueran sustraídas por otros", concluyen los investigadores.
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