Un grupo de expertos de la Universidad de Oxford ha descubierto un hallazgo sorprendente. Un extraño texto escrito en griego ha resultado ser la primera copia original conocida de una escritura cristiana herética que describe las enseñanzas secretas de Jesús a su “hermano” Santiago.
Cerca de lo que hoy es la ciudad egipcia de Nag Hammadi, hace unos 1.400 años más o menos, alguien enterró una gran cantidad de documentos en un frasco. Ahora se ha revelado uno de esos manuscritos era algo diferente al resto: está escrito en griego en lugar de copto, y contiene una extraña secuencia de puntos que sugiere un propósito más didáctico.
Los manuscritos de Nag Hammadi constan de 52 textos distribuidos en 13 códices encuadernados en cuero que fueron descubiertos en 1945 por unos agricultores locales que buscaban fertilizantes. Se remontan a algún punto entre el siglo II y VI d.C, y pertenecen a una tradición herética descrita como gnosticismo: una forma primitiva, más bien mística, de cristianismo.
Al igual que ocurre con muchos otros registros gnósticos, la mayoría de los documentos están escritos en copto, un idioma tradicional escrito y hablado en Egipto durante muchos siglos. A principios de este año, un grupo de académicos en la Universidad de Texas descubrieron que uno era diferente a la mayoría de los demás: se trataba de una copia de una pieza existente escrita en griego. Según explicaba el investigador Geoffrey Smith:
Decir que estábamos emocionados una vez que nos dimos cuenta de lo que habíamos encontrado es poco. Nunca sospechamos que los fragmentos griegos del Primer Apocalipsis de Santiago sobrevivieron desde la antigüedad. Pero allí estaban, justo en frente de nosotros.
El manuscrito es famoso por describir una conversación entre Jesús y Santiago, a quien se refiere con frecuencia como “mi hermano”, aunque no biológico. Al igual que otros nombres en el Nuevo Testamento, Santiago formaba parte de los “hermanos de Jesús”, posiblemente con algún parentesco (quizá primos).
Dicho esto, el documento es técnicamente herético, ya que no fue incluido en el canon cristiano como un evangelio de buena fe por Atanasio, obispo de Alejandría, el tipo que dirigió las discusiones en el siglo IV sobre qué escrituras se debían incluir en el Nuevo Testamento. Según Geoffrey Smith:
El texto complementa el relato bíblico de la vida de Jesús, al permitirnos acceder a conversaciones que supuestamente tuvieron lugar él y su hermano Santiago: enseñanzas secretas que permitieron a Santiago ser un buen maestro después de la muerte de Jesús. También le revela información sobre el reino celestial y eventos futuros.
En cuanto a esa extraña secuencia de puntos en el manuscrito, los investigadores han explicado que gran parte del texto se ha dividido en sílabas mediante el uso de puntos. Para Brent Landau, profesor en la Universidad de Texas, “estas divisiones son muy poco comunes en los manuscritos antiguos, pero aparecen con frecuencia en manuscritos que se utilizaron en contextos educativos”.
Así que todo indica que el texto tenía fines educativos, posiblemente como herramienta de enseñanza en griego a los estudiantes. [Phys]
Miquel Jorge
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