La actual secularización del mundo tiene un profundo sentido desde el punto de vista
cristiano: el inundo ha sido asumido por Dios, y cuando Dios acoge una cosa no la
destruye sino que la afianza. Un estilo de pensamiento más dialéctico abre un amplio
campo de inteligencia para la cosmovisión cristiana.
El mundo de hoy se está mundanizando; y parece que su proceso de secularización no
ha concluido todavía. Ante esta mundanización del mundo, la fe cristiana siente a veces
la tentación de correrlas cortinas y volverse a las realidades familiares de su piedad y su
teología, como si aún no hubiese vivido su Pentecostés y; con él, la necesidad de
comprender y responder a cada época de la historia.
Este tipo de fe desconoce la perplejidad (perplejidad que es divina: pues Dios se vale con frecuencia de ella para comunicar caminos nuevos). Es una fe rica en palabras, capaz de hablar sobre Dios y el mundo con un extraño tono de superioridad en el que falta el calor de lo real. Este tipo de fe puede convertirse de improviso en mitología.
Pero, por otro lado, si la fe afronta la situación que se le impone hoy, se siente falta de ideas y de palabras: los horizontes más conocidos se difuminan, y los terrenos más familiares se resquebrajan. Hay que buscar una posibilidad histórica -apenas esbozada todavía- de existencia creyente.
Metz
Este tipo de fe desconoce la perplejidad (perplejidad que es divina: pues Dios se vale con frecuencia de ella para comunicar caminos nuevos). Es una fe rica en palabras, capaz de hablar sobre Dios y el mundo con un extraño tono de superioridad en el que falta el calor de lo real. Este tipo de fe puede convertirse de improviso en mitología.
Pero, por otro lado, si la fe afronta la situación que se le impone hoy, se siente falta de ideas y de palabras: los horizontes más conocidos se difuminan, y los terrenos más familiares se resquebrajan. Hay que buscar una posibilidad histórica -apenas esbozada todavía- de existencia creyente.
Metz
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