Francisco Jiménez Cisneros fue confesor de Isabel la Católica e hizo la reforma de la Iglesia Castellana, controló la inquisición y fue en hombre fuerte del Papa Alejandro IV en España.
En su juventud, en Sigüenza, como bachiller podia jactarse de ser uno de los clérigos más ricos de Castilla, pero en 1484 se aisla de todo y cambia su nombre de Gonzalo por Francisco en la ermita de la Cabrera, en la casa de la Salceda. Se escondió de todos y de todo durante 10 años, hasta que Isabel la Católica le nombra en 1942 su confesor y luego será nombrado en 1945 el arzobispo deToledo por Alejandro VI con el apoyo real con miras ser la cabeza visible de la reforma eclesíastica.
Sueña con una Biblia Políglota y ante la expulsión de los judios es de los que piensa que hay que salvar sus textos y su saber religioso. El Papa Julio II lo nombrará cardenal de Santa Balbina e Inquisidor General del Reino de Castilla.
Al morir Don Fernando, Cisneros será la cabeza indiscutible de la Gobernación de la Regencia, con la que chocará con la nobleza local hasta que consigue la concordia.
Fue el creador de un nuevo tipo de Universidad en Alcalà, inspirada en los mejores modelos humanistas cristianos.
Nacho Padró