Rapa Nui, como se conoce en el idioma aborigen a la isla de Pascua, se encuentra a casi 2.300 km del litoral del Chile continental. El remoto lugar, una franja de tierra de apenas 160 kilómetros cuadrados, fue habitado por primera vez en el siglo XIII por viajeros polinesios. A pesar de su reducido tamaño, esta comunidad fue capaz de levantar los famosos moais, unas impresionantes estatuas rodeadas de misterio. Uno de los numerosos enigmas es como estos escultores fueron capaces de colocar sobre las cabezas gigantes unos pesadísimos sombreros de piedra de 13 toneladas.
Un equipo de antropólogos dice tener evidencias arqueológicas sobre la estrategia escultórica de los ingeniosos rapanuis. Las estatuas, talladas en toba volcánica, provenían de una cantera en la isla, mientras que los sombreros, hechos de escoria roja, tenían su origen en una cantera diferente a 12 km de distancia en el otro lado de la isla.
Investigaciones anteriores de Carl P. Lipo, profesor de antropología de la Universidad de Binghamton, y su colega Terry Hunt, decano del Honors College en la Universidad de Arizona, determinaron que las estatuas, que pueden tener hasta 10 metros de alto y pesar 81 toneladas, fueron trasladadas hasta su lugar actual a través de caminos bien preparados, utilizando un desplazamiento similar a la forma en que se mueve un frigorífico.
«Las estatuas se movieron de una manera elegante y notablemente efectiva que utilizaba procesos simples basados en la física», asegura Lipo. No todas las estatuas llegaron a su ubicación final, y las que están caídas o rotas muestran que, para moverlas, ya estaban talladas, de modo que se inclinaban hacia adelante y luego se nivelaban para su colocación final.
Los sombreros, con diámetros de casi 2 metros y un peso de 13 toneladas, podrían haber sido llevados rodando a través de la isla, pero una vez que llegaban a las estatuas previstas, todavía tenían que ser levantados sobre las cabezas. Probablemente, los isleños tallaban los tocados cilíndricamente, los hacían rodar y luego los tallaban de nuevo para obtener las formas finales, que varían de cilíndricas a cónicas y que generalmente tienen una proyección cilíndrica más pequeña en la parte superior.
Para averiguar el método de transporte de los sombreros y su colocación, los investigadores tomaron múltiples fotografías de los mismos. Su objetivo era identificar qué atributos eran iguales en todos ellos. Usando técnicas de fotogrametría y formación de imágenes tridimensionales, crearon imágenes de los sombreros con todos sus detalles.
Las únicas características que encontraron iguales fueron unas hendiduras en la base, que se ajustan a la parte superior de las cabezas de las estatuas. Si los sombreros hubieran sido deslizados en el lugar en la parte superior de las estatuas, entonces las suaves crestas de piedra en el margen de las hendiduras habrían sido destruidas. Por esa razón, concluyen los científicos, los isleños debían haber usado algún otro método.
Investigaciones previas sugerían que las estatuas y los sombreros se unieron antes de ser levantados en su ubicación final, pero los restos de estatuas rotas o abandonadas y otras pruebas indican que no fue así y que los sombreros fueron probablemente colocados cuando las estatuas ya estaban de pie. Muchos de los sombreros que quedan alrededor de la isla son mucho más grandes que los que están colocados en las estatuas.
Como levantar un barco volcado
«La mejor explicación para el transporte de los pukao (sombreros) de la cantera es haciendo rodar la materia prima hasta la ubicación de los moais», indica Lipo. Una vez en el moai, el pukao rodaba en grandes rampas hasta la parte superior de la estatua en pie utilizando una técnica similar a la que se emplea para enderezar barcos volcados. El centro de una cuerda larga se fija en la parte superior de una rampa y los dos extremos posteriores se pasan alrededor del cilindro que se va a mover. Los extremos de la cuerda se llevan a la parte superior donde los trabajadores tiran de ellos para mover el cilindro por la rampa.
Además de reducir la fuerza necesaria para mover los sombreros, esta disposición también hace que sea más fácil estabilizarlo. Según los autores del estudio, publicado en la revista «Journal of Archaeological Science», harían falta quince o menos trabajadores.
Una vez que el sombrero estaba en la parte superior de la rampa, no podía simplemente colocarse en su lugar debido a las crestas en el margen de la hendidura de la base del sombrero. Por el contrario, los investigadores creen que los sombreros fueron inclinados sobre las estatuas.
Primero el sombrero se modificaba hasta su forma final, algunos incluyendo una segunda pieza cilíndrica más pequeña en la parte superior. Los sombreros podían girarse 90 grados y luego apalancarse con pequeñas palancas de madera para asentarse en las copas de las estatuas, o la rampa podía estar ligeramente hacia un lado, de modo que la rotación en el pequeño espacio en la parte superior de la rampa sería innecesaria. Entonces, el sombrero simplemente sería levantado y pivotado en el borde y en su lugar. Las rampas se desmontaban y se convertían en las alas de la plataforma que rodea las estatuas.
«Esta es la primera vez que alguien ha explorado sistemáticamente la evidencia de cómo los sombreros gigantes se colocaron en la parte superior de las cabezas de las estatuas masivas de la Isla de Pascua», asegura Lipo. El hallazgo arroja luz sobre una de las civilizaciones más enigmáticas de todos los tiempos sobre la que aún se desconoce, por ejemplo, por qué desapareció
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