Dios nos ha elegido
para que seamos santos
e irrenunciables ante Él
por el amor.
Bendito sea Dios, Padre de Jesucristo,
que nos ha bendecido
con toda clase de bienes.
Él nos ha destinado a ser sus hijos
para que su gracia redunde en alabanza.
Nuestra redención nos la dio él,
el perdón de los pecados,
fruto de su amor.
La gracia y la prudencia,
con la sabiduría,
nos ha concedido, por su voluntad.
Él recapitulará todas las cosas
del cielo y de la tierra
cuando llegue el momento.
Glória a Dios Padre, gloria a Dios Hijo,
y Glória al Espíritu
que reina por los siglos.
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