Durante el año, muchos europeos se transforman en osos, ciervos, y otros animales en un mantenimiento del contacto con la naturaleza. Evocan la muerte, la fertilidad a partir de tradiciones ancestrales que se resisten en desaparecer ya que se entroncan con las cosechas, los solsticios y el temor a la oscuridad invernal, adornados con mitos muy primitivos.
Es en las fiestas cuando se produce el momento mágico, fiestas que aunque cristianas, tuvieron raíces en los rituales paganos primitivos. En estas fiestas, los hombres se disfrazan ocultando su rostro para cruzar la frontera entre los animal y lo humano, lo real y lo espiritual entroncándose en el misterio.
Los más representativos, por su universalidad son los hombres Salvajes (Homme Sauvage francés, Wilder Mann alemán, Uomo Selvaggio italiano, Macidula polonés) medio hombre medio bestia que representa las relaciones entre el mundo rural y la naturaleza de la que depende
Nacho Padró
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