Tras la reforma Gregoriana que se cristaliza a nivel monacal en Cluny, se produce un segundo paso que engloba a nuevas aspirciones espirituales (una transformación mental): ya no sólo es seguir la Regla de San Benito sino hacerlo más estrictamente, hacer la liturgia más sencilla y realizar más trabajos manuales por parte de los monjes.
En el Monasterio de Molesmes, el hermano Roberto en 1075 busca realizar estrictamente el ideal de pobreza... que se trunca con las oleadas de monjes que lo quieren secundar y que provoca en 1090 que escape con 20 monjes más a Citeux. Ahí llegará en 1113 el que será San Bernardo que con su empuje consigue pocos años después la fundación de los 4 moasterios base del que será el Cister: La Ferté, Pontigny, Claraval y Marimond... llegando a 1153 a tener hasta 350 abadias.
Los monjes cistercienses se basarna en obras como el Exordium Cistercii, Exordium parvum y Exordium magnum para basar sus reglas cistercienses.
Estas se centran en la regla de san Benito, en la soledad y la clausura para la oración, la absoluta pobreza (que se refleja en el hábito con tela basta sin teñir), su régimen alimentario y la sencillez arquitectónica del monasterio y su liturgia.
Hay que destacar su racional equilibrio entre el Orden (centralización de las lescturas y liturgias según se proclama en la Carta de Caridad) y la autonomia monástica (independencia y relación propia con la abadia madre con total independencia económica).
También será curiosa la rama femenina de los cistercienses, que superará en número a la masculina y que será realmente activa.
El orden del Cister tuvo una fuerte implicación durante las cruzadas pues el concepto del monje cruzado como soldado de Cristo, como san Bernardo en su "alabanza de la Nueva Milicia" dedicada al Temple y hasta llegó a regular a las otras órdenes militares como Calatrava, Alcántara, Montsa o Milicia de Cristo.
La guerra de los 100 años, el Cisma y las nuevas órdenes mendicantes provocaron una fuerte división entre los cistercienses que la Reforma protestante acabó de tocar. Tras la reforma pedida por Benedicto XII aparecen las figuras de Martin de Varga, y la Estricta Observancia.,
Pero luego vendrá el laicismo y el secularismo contra el que todavia se encuentra sumergida.
Nacho Padró