junto a la Isla de Pascua, Nan Madol, aunque un lugar mucho menos conocido, es el principal reclamo arqueológico de las islas del Pacífico. Nan Madol se localiza en la zona sur de la isla de Pohnpei, que hoy en día forma parte de los cuatro Estados Federados del archipiélago de la Micronesia. Fue construida con gigantescos bloques de basalto sobre arrecifes de coral y se extiende sobre 92 islotes artificiales conectados entre sí por medio de canales, por lo que también recibe el nombre de la "Venecia del Pacífico". Los primeros exploradores europeos que la visitaron la calificaron como la "octava maravilla del mundo", y hoy en día, junto con la isla de Pascua (cuya declaración data de 1995), forma parte de la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, que otorgó a Nan Madol esta distinción en 2016 como "obra maestra de importancia mundial del genio creativo".
UNA GRAN CIUDAD EN EL PACÍFICO
Nan Madol significa en el idioma local "espacio entre medias", aunque según el escritor norteamericano Gene Ashby, autor del libro A Guide to Pohnpei, An Island Argosy, su nombre original era Soun Nan-leng (arrecife del cielo). Los investigadores creen que la ciudad empezó a estar habitada entre los siglos I y II d.C., pero sus edificios megalíticos, cuyos impresionantes restos pueden verse en la actualidad, no empezaron a construirse hasta el siglo XII, durante un período de gran auge de las culturas del Pacífico. Es difícil, de todos modos, establecer quiénes fueron los verdaderos constructores de esta misteriosa ciudad, puesto que Nan Madol carece de cualquier tipo de bajorrelieve o elemento artístico que permita a los investigadores determinarlo con seguridad.
Los investigadores creen que la ciudad empezó a estar habitada entre los siglos I y II d.C., pero sus edificios megalíticos, cuyos impresionantes restos pueden verse hoy en día, no empezaron a construirse hasta el siglo XII.
Lo que sí sabemos es que era una ciudad grande. El área total del recinto de Nan Madol abarca unas 75 hectáreas. Se calcula que el peso medio de cada una de las piedras que conforman sus edificios y muros es de unas cinco toneladas, llegando en algunos a casos a pesar hasta cincuenta. Los constructores de Nan Madol levantaron muros de quince metros de altura sin la ayuda de ningún tipo de polea o grúa, y el peso total del basalto utilizado para la construcción de la ciudad es de aproximadamente unas 750.000 toneladas métricas. A pesar de que desconocemos cómo pudieron los habitantes de Nan Madol cargar aquellos pesados bloques de basalto, sí ha sido posible identificar la ubicación de alguna de las canteras de las que posiblemente los antiguos constructores extrajeron las grandes piedras con las que erigieron la ciudad.
LOS BRUJOS GEMELOS
Muchos de los habitantes de la isla de Pohnpei aún creen en las antiguas leyendas que cuentan que Nan Madol fue fundada por dos hechiceros gemelos llamados Olisihpa y Olosohpa, que llegaron en canoa desde un lugar mítico: Katau Occidental. La leyenda cuenta que los dos magos gemelos tenían un aspecto físico muy distinto al de los isleños: eran mucho más altos que ellos y llegaron a la isla en busca de un lugar idóneo para construir un altar desde el cual adorar a Nahnisohn Sahpw, su dios de la agricultura. Para construir ese altar llevaron a cabo un ritual mágico, con la ayuda de un dragón volador, mediante el cual lograron que las grandes rocas de basalto levitasen (de hecho la historia de la levitación de grandes piedras no es única en la zona. En la isla de Pascua, una leyenda autóctona también hace levitar a los moáis hasta sus plataformas por medio de una fuerza espiritual: el mana). A la muerte de Olisihpa, su hermano Olosohpa se convirtió en el primer gobernante de la dinastía Saudeleur (cuya traducción es "Período del Señor de Deleur"). Se casó con una mujer local y su linaje dio origen a varias generaciones de gobernantes que hicieron de Nan Madol el centro político, religioso y la capital de su dinastía.
Según las antiguas leyendas, Nan Madol fue fundada por dos hechiceros gemelos llamados Olisihpa y Olosohpa, que llegaron en canoa desde un lugar mítico: Katau Occidental.
Como líderes, los Saudeleur conformaron el primer gobierno organizado desde Nan Madol, uniendo bajo su dominio a todo los pueblos de la región. Pero vivir en Nan Madol no era tarea fácil. Desprovista de agua dulce y de alimentos, los habitantes de la ciudad debían procurarse el sustento en las islas vecinas. Según las tradiciones, regresaban con todo tipo de provisiones para que a sus amados líderes nunca les faltase de nada. Pero el dominio Saudeler no duraría para siempre. Cuando sus gobernantes fueron derrocados en el año 1628 por un guerrero llamado Isokelekel, procedente de la vecina isla de Kosrae, se creó un cacicazgo tribal que recibió el nombre de Nahnmwarki; una forma de gobierno que, de una manera u otra, ha perdurado prácticamente hasta nuestros días. A pesar de la llegada de Isokelekel, conseguir agua y alimentos continuó siendo el principal problema de los habitantes de Nan Madol, tan importante que para muchos investigadores este fue uno de los principales motivos del abandono paulatino del emplazamiento.
PARQUE ARQUEOLÓGICO
En la actualidad, Nan Madol se halla invadida por la selva y los manglares. Las enigmáticas ruinas constituyen a día de hoy una ciudad prohibida para los nativos, que creen que la muerte acecha a todo aquel que permanezca allí cuando el Sol se ponga. Pero no solo quien permanezca en Nan Madol al anochecer estará en peligro si hacemos caso de las antiguas leyendas. La propia ciudad lo está de verdad. De hecho, la UNESCO, además de otorgarle la categoría de Patrimonio Mundial, la ha incluido en la lista de patrimonio en peligro a causa del enlodamiento de sus vías navegables, un problema que podría hacerla desaparecer en un futuro no muy lejano.
La enigmática ciudad es a día de hoy una ciudad prohibida para los nativos, que creen que la muerte acecha a todo aquel que permanezca allí cuando se ponga el Sol.
A pesar de todas las investigaciones de que ha sido objeto, Nan Madol sigue estando rodeada de enigmas. Los buceadores que han llevado a cabo inmersiones en el fondo marino que rodea el emplazamiento han documentado con sorpresa la presencia de calles, avenidas y cementerios bajo las aguas, señal inequívoca de que la Nan Madol que se alza sobre la superficie, y que ahora es un parque arqueológico de mas de dieciocho kilómetros cuadrados, es tan solo la punta del iceberg de la que antaño fue una ciudad mucho más grande, y tal vez incluso mucho más poderosa, de lo que podamos imaginar.
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