Blog para la muestra y reflexión sobre el Misterio mediante mayéutica socrática.
martes, 30 de octubre de 2018
Lee este cuento budista cada vez que necesites sentir paz
El budismo es una filosofía que nació hace más de 2 mil años atrás en la India. La no violencia, la gentileza, la paz, la conciencia plena, el amor, la tolerancia y la compasión son algunos de los principios que la han mantenido a lo largo del tiempo. Es una fuente de inspiración, tanto en Oriente como en Occidente porque la sabiduría que ha sabido transmitir se ha convertido en una guía para que las personas vivan con calma, equilibrio y plenitud en un mundo que plantea retos a cada momento.
Los cuentos y leyendas son una manera en que estas enseñanzas han permanecido "vivas" y se han transmitido de generación en generación a lo largo del tiempo y los países. Este relato de Buda te ayudará a encontrar un respiro cada vez que necesites paz y armonía, tanto a tu alrededor como dentro de ti, y te recordará lo importante que es no perder el eje y vivir con plenitud cada momento.
¡Que lo disfrutes!
Desafío
Oí una parábola antigua. Y debe ser muy antigua porque en aquellos días Dios acostumbraba a vivir en la tierra.
Entonces, un día, un viejo campesino fue a verle y le dijo:
— Mira, tú debes ser Dios y debes haber creado el mundo, pero hay una cosa que tengo que decirte: No eres un campesino, no conoces ni siquiera el ABC de la agricultura. Tienes algo que aprender.
Dios dijo:
— ¿Cuál es tu consejo?
El granjero dijo:
— Dame un año y déjame que las cosas se hagan como yo quiero y veamos qué pasa. La pobreza no existirá más.
Dios aceptó y le concedió al campesino un año. Naturalmente pidió lo mejor y solo lo mejor: ni tormentas, ni ventarrones, ni peligros para el grano. Todo confortable, cómodo y él era muy feliz. El trigo crecía altísimo. Cuando quería sol, había sol; cuando quería lluvia, había tanta lluvia como hiciera falta. Este año todo fue perfecto, matemáticamente perfecto.
El trigo crecía tan alto que el granjero fue a ver a Dios y le dijo:
— ¡Mira! Esta vez tendremos tanto grano que si la gente no trabaja en diez años, aún así tendremos comida suficiente. Pero cuando se recogieron los granos estaban vacíos. El granjero se sorprendió. Le preguntó a Dios:
— ¿Qué pasó, qué error hubo?
Dios dijo:
— Como no hubo desafío, no hubo conflicto, ni fricción, como tú evitaste todo lo que era malo, el trigo se volvió impotente. Un poco de lucha es imprescindible. Las tormentas, los truenos, los relámpagos, son necesarios, porque sacuden el alma dentro del trigo. La noche es tan necesaria como el día y los días de tristeza son tan esenciales como los días de felicidad. A esto se le llama entendimiento. Entendiendo este secreto descubrirás cuán grande es la belleza de la vida, cuánta riqueza llueve sobre ti en todo momento, dejando de sentirte miserable porque las cosas no van de acuerdo con tus deseos.
Los cuentos y leyendas son una manera en que estas enseñanzas han permanecido "vivas" y se han transmitido de generación en generación a lo largo del tiempo y los países. Este relato de Buda te ayudará a encontrar un respiro cada vez que necesites paz y armonía, tanto a tu alrededor como dentro de ti, y te recordará lo importante que es no perder el eje y vivir con plenitud cada momento.
¡Que lo disfrutes!
Desafío
Oí una parábola antigua. Y debe ser muy antigua porque en aquellos días Dios acostumbraba a vivir en la tierra.
Entonces, un día, un viejo campesino fue a verle y le dijo:
— Mira, tú debes ser Dios y debes haber creado el mundo, pero hay una cosa que tengo que decirte: No eres un campesino, no conoces ni siquiera el ABC de la agricultura. Tienes algo que aprender.
Dios dijo:
— ¿Cuál es tu consejo?
El granjero dijo:
— Dame un año y déjame que las cosas se hagan como yo quiero y veamos qué pasa. La pobreza no existirá más.
Dios aceptó y le concedió al campesino un año. Naturalmente pidió lo mejor y solo lo mejor: ni tormentas, ni ventarrones, ni peligros para el grano. Todo confortable, cómodo y él era muy feliz. El trigo crecía altísimo. Cuando quería sol, había sol; cuando quería lluvia, había tanta lluvia como hiciera falta. Este año todo fue perfecto, matemáticamente perfecto.
El trigo crecía tan alto que el granjero fue a ver a Dios y le dijo:
— ¡Mira! Esta vez tendremos tanto grano que si la gente no trabaja en diez años, aún así tendremos comida suficiente. Pero cuando se recogieron los granos estaban vacíos. El granjero se sorprendió. Le preguntó a Dios:
— ¿Qué pasó, qué error hubo?
Dios dijo:
— Como no hubo desafío, no hubo conflicto, ni fricción, como tú evitaste todo lo que era malo, el trigo se volvió impotente. Un poco de lucha es imprescindible. Las tormentas, los truenos, los relámpagos, son necesarios, porque sacuden el alma dentro del trigo. La noche es tan necesaria como el día y los días de tristeza son tan esenciales como los días de felicidad. A esto se le llama entendimiento. Entendiendo este secreto descubrirás cuán grande es la belleza de la vida, cuánta riqueza llueve sobre ti en todo momento, dejando de sentirte miserable porque las cosas no van de acuerdo con tus deseos.
jueves, 25 de octubre de 2018
Notas del Alma Indígena.... Así será
El joven indio comparece
ante el ceñudo Capataz,
—«Tu padre ha muerto; y como sabes,
en contra tuya y en pie están
deudas, que tú con tu trabajo
tal vez no llegues a pagar...
Desde mañana como es justo,
rebajaremos tu jornal»—.
El joven indio abre los ojos
llenos de trágica humedad;
y, con un gesto displicente
que no se puede penetrar,
dice, ensayando una sonrisa:
—Así será...
Clarín de guerra pide sangre.
Truena la voz del Capitán:
—Indio: ¡a las filas! Blande tu arma
hasta morir o hasta triunfar.
Tras la batalla, si es que mueres,
nadie de ti se acordará;
pero si, en cambio, el triunfo alcanzas,
te haré en mis tierras trabajar...
No me preguntes por qué luchas,
ni me preguntes dónde vas—.
Dócil el indio entra en las filas
como un autómata marcial;
y sólo dice, gravemente:
—Así será...
Mujer del indio: en ti los ojos
so un día pone blanco audaz.
Charco de sangre... Hombre por tierra...
Junto al cadáver, un puñal...
Y luego el Juez increpa al indio.
que sonríe sin temblar:
—Quien como tú con hierro mata.
con hierro muere. ¡Morirásl—
Pone un relámpago en sus ojos
turbios, el indio; y, con la faz
vuelta a los cielos, dice apenas:
—Así será...
¡Oh, raza firme como un árbol
que no se agobia al huracán,
que no se queja bajo el hacha
y que se impone al pedregal!
Raza que sufre su tormento
sin que se le oiga lamentar.
(¿Rompió en sollozos Atahualpa?
¿Guatemozin?... ¿Caupolicán?...)
¿El «Dios lo quiere» de los moros
suena como este «Así será»?...
¿Resignación? Antes orgullo
de quien se siente valer más
que la Fortuna caprichosa
y que la humana crueldad...
Un filosófico desprecio
hacia el dolor acaso da
la herencia indígena a mi sangre,
pronta a fluir sin protestar;
y cada vez que la torpeza
de la Fortuna huye a mi Ideal.
Y hasta la Vida me asegura
que nada tengo que esperar,
dueño yo siempre de mí mismo
y superior al bien y al mal,
digo, encogiéndome de hombros:
—Así será...
ante el ceñudo Capataz,
—«Tu padre ha muerto; y como sabes,
en contra tuya y en pie están
deudas, que tú con tu trabajo
tal vez no llegues a pagar...
Desde mañana como es justo,
rebajaremos tu jornal»—.
El joven indio abre los ojos
llenos de trágica humedad;
y, con un gesto displicente
que no se puede penetrar,
dice, ensayando una sonrisa:
—Así será...
Clarín de guerra pide sangre.
Truena la voz del Capitán:
—Indio: ¡a las filas! Blande tu arma
hasta morir o hasta triunfar.
Tras la batalla, si es que mueres,
nadie de ti se acordará;
pero si, en cambio, el triunfo alcanzas,
te haré en mis tierras trabajar...
No me preguntes por qué luchas,
ni me preguntes dónde vas—.
Dócil el indio entra en las filas
como un autómata marcial;
y sólo dice, gravemente:
—Así será...
Mujer del indio: en ti los ojos
so un día pone blanco audaz.
Charco de sangre... Hombre por tierra...
Junto al cadáver, un puñal...
Y luego el Juez increpa al indio.
que sonríe sin temblar:
—Quien como tú con hierro mata.
con hierro muere. ¡Morirásl—
Pone un relámpago en sus ojos
turbios, el indio; y, con la faz
vuelta a los cielos, dice apenas:
—Así será...
¡Oh, raza firme como un árbol
que no se agobia al huracán,
que no se queja bajo el hacha
y que se impone al pedregal!
Raza que sufre su tormento
sin que se le oiga lamentar.
(¿Rompió en sollozos Atahualpa?
¿Guatemozin?... ¿Caupolicán?...)
¿El «Dios lo quiere» de los moros
suena como este «Así será»?...
¿Resignación? Antes orgullo
de quien se siente valer más
que la Fortuna caprichosa
y que la humana crueldad...
Un filosófico desprecio
hacia el dolor acaso da
la herencia indígena a mi sangre,
pronta a fluir sin protestar;
y cada vez que la torpeza
de la Fortuna huye a mi Ideal.
Y hasta la Vida me asegura
que nada tengo que esperar,
dueño yo siempre de mí mismo
y superior al bien y al mal,
digo, encogiéndome de hombros:
—Así será...
José Santos Chocano
miércoles, 24 de octubre de 2018
SE ENNOBLECE LA VIDA...
Cultivando tres cosas:
La bondad, la sabiduría y la amistad.
Buscando tres cosas:
La verdad, la filosofía y la compresión.
Amando tres cosas:
La caballerosidad, el valor y el servicio.
Gobernando tres cosas:
El carácter, la lengua y la conducta.
Apreciando tres cosas:
La cordialidad, el contento y la decencia.
Defendiendo tres cosas:
El honor, los amigos y los débiles.
Admirando tres cosas:
El talento, la dignidad y la gracia.
Excluyendo tres cosas:
La ignorancia, la ofensa y la envidia.
Combatiendo tres cosas:
La mentira, el ocio y la calumnia.
Conservando tres cosas:
La salud, el prestigio y el buen humor.
Salmo del Caminante
Empiezo a caminar de nuevo, Señor de los espacios, hasta lo más profundo del Misterio. Me atrae, irresistible, la luz de tu horizonte; tu voz me mana dentro, y ... se hace fuerza impulsora de mis sueños.
Caminante, Señor... ¡Ser caminante!... ahondando la hondonada donde habite el silencio. Caminante, Señor... ¡Ser caminante!... con equipaje austero, con voluntad y empeño. Puebla, Señor, mi alma de caminos y cálzame los pies con tu llamada; tensa en amor el arco de mis pasos y lánzame al país de tus Secretos. Llena de entrega el cuenco de tus manos y amásala en la vieira de mi espera. Pon en mis dedos el bastón de marcha: fiel amigo en mis horas de cansancio... Cruz, aupando mi débil resistencia tras la dura verdad de la calzada.
Acabo de beber el agua fresca, aquí en la tarde, y ya mi cantimplora se estremece con sed ardiente... Con ausencias nuevas... Llénala de tu paz y tu presencia, ¡que yo pueda saciarme, oh Dios, con ellas! Ponme el manto, y reviste mi silueta con la audacia que brota del desierto. Abre mi ser, Señor, a la sorpresa que se esconde en la aurora de mi senda y en la llama del último destello.
Caminante, Señor... ¡Ser caminante!... ahondando la hondonada donde habite el silencio. Caminante, Señor... ¡Ser caminante!... con equipaje austero, con voluntad y empeño. Puebla, Señor, mi alma de caminos y cálzame los pies con tu llamada; tensa en amor el arco de mis pasos y lánzame al país de tus Secretos. Llena de entrega el cuenco de tus manos y amásala en la vieira de mi espera. Pon en mis dedos el bastón de marcha: fiel amigo en mis horas de cansancio... Cruz, aupando mi débil resistencia tras la dura verdad de la calzada.
Acabo de beber el agua fresca, aquí en la tarde, y ya mi cantimplora se estremece con sed ardiente... Con ausencias nuevas... Llénala de tu paz y tu presencia, ¡que yo pueda saciarme, oh Dios, con ellas! Ponme el manto, y reviste mi silueta con la audacia que brota del desierto. Abre mi ser, Señor, a la sorpresa que se esconde en la aurora de mi senda y en la llama del último destello.
Hazme, Señor, sentirme compañero en ruta hacia la fe y la confidencia. Hazme, Señor, sentirme compañero, hermano de las aves y los vientos, del río, de la roda y las estrellas, de los chopos y el tiempo. Hazme, Señor, vivir en compañía: compartiendo palabras, pan y suelo, comprendiendo la historia de las gentes y sintiendo el latido de los pueblos. Caminante, Señor... ¡Ser caminante!... Intentando caminos tierra adentro. Caminante, Señor... ¡Ser caminante!... abriéndome a las sorpresas de tus sendas, siempre nuevas.
(Fuente desconocida tomada de internet)
martes, 23 de octubre de 2018
emigrada judia
Voy más lejos que el viento oeste
y el petrel de tempestad.
Paro, interrogo, camino
¡y no me duermo por caminar!
Me rebanaron la Tierra,
sólo me han dejado el mar.
Se quedaron en la aldea
casa, costumbre, y dios lar.
Pasan tilos, carrizales
y el Rin que me enseñó a hablar.
No llevo al pecho las mentas
cuyo olor me haga llorar.
Tan sólo llevo mi aliento
y mi sangre y mi ansiedad.
Una soy a mis espaldas,
otra volteada al mar:
mi nuca hierva de adioses,
y mi pecho de ansiedad.
Ya el torrente de mi aldea
no da mi nombre al rodar
y en mi tierra y aire me borro
como huella en arenal.
A cada trecho de ruta
voy perdiendo mi caudal:
una aleada de resinas,
una torre, un robledal.
Suelta mi mano sus gestos
de hacer la sidra y el pan
¡y aventada mi memoria
llegaré desnuda al mar!
Gabriela Mistral La herida abierta Editorial Gente Nueva (2010)
Bienaventuranzas de la Reilusión
Felices quienes pueden ver y valorar los pequeños-grandes milagros que se producen cada día en nuestro mundo, desde el amanecer hasta la puesta de sol.
Felices quienes son capaces de prescindir de todo lo que les ata, porque ya son libres.
Felices quienes se bañan cada mañana en las aguas ardientes de la ternura y la alegría.
Felices quienes renacen cuando perciben que aún conservan destellos del niño o la niña que llevan dentro.
Felices quienes se reenamoran cada mañana y reinventan los besos, las flores, las palabras, las miradas.
Felices quienes oran sin prisa, sin método, como si conversaran con su mejor amigo.
Felices quienes sienten la amistad como un perfume siempre fresco, cuya fragancia les embriaga.
Felices quienes derraman una lágrima ante la imagen de una mujer maltratada.
Felices quienes descubren al atardecer de cada día qué es lo necesario y qué lo superfluo en su existencia.
Felices quienes siguen soñando, recuerdan sus sueños e intentan hacerlos realidad.
Felices quienes, cuando les aumentan el sueldo, analizan cuánto más pueden compartir.
Felices quienes se detienen en el sendero de la vida, miran a su alrededor con serenidad y continúan caminando.
Felices quienes se reservan cada día unos momentos de silencio para entrar gozosos en su corazón.
Felices quienes beben en las fuentes de la Palabra y de los acontecimientos cotidianos.
Felices quienes no se dejan abatir por los problemas, ni se complacen excesivamente en sus éxitos.
Felices quienes se conmueven y luchan por eliminar la miseria, el odio y la injusticia.
Felices quienes mantienen la esperanza, a pesar de tanta muerte, hambre y violencia.
Felices quienes celebran con gozo las pequeñas e importantes victorias de los pobres.
Felices quienes tejen con paciencia y firmeza a su alrededor redes de solidaridad.
Felices quienes intentan descubrir en los demás lo positivo que tienen y disculpan sus errores.
Felices quienes llenan su corazón de amor por la Madre Tierra y la cuidan con ternura.
Felices quienes mantienen una búsqueda permanente del Misterio en lo profundo de su corazón y en los demás.
Felices quienes vibran de gozo con su comunidad y se encuentran vacíos cuando están lejos de ella.
Felices quienes son vulnerables, lloran, gozan y se mantienen fieles, cercanos a los afligidos.
Felices quienes son perseguidos por seguir tercamente la estrella de la utopía.
Felices quienes han descubierto que su cadena original de ADN y la de la humanidad es el amor y la solidaridad.
Felices quienes trabajan por la paz en su vida y luchan a la vez por la justicia en el mundo.
Felices quienes han descubierto que la pobreza no libera, pero los empobrecidos sí.
Felices quienes se siguen asombrando, siguen jugando, riendo, contemplando, agradeciendo, acariciando, sintiendo.
Felices quienes saben contemplar y reconocer las huellas, el paso, los sentimientos que el buen Padre y Madre Dios va sembrando en su propia vida.
Felices quienes continúan fieles al amor de Dios manifestado en Jesús, pero abiertos al viento del Espíritu que sopla donde quiere, nos invita a ser libres, sin saber nunca hacia dónde nos encaminará.
Mesa
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
lunes, 22 de octubre de 2018
Los Parias
En un recodo de la plaza están:
reyes de risa, dioses de miseria.
Sucio tambor redobla
entre las manos de la madre encinta,
mientras la adolescente se acompasa
-flor ajada, el colorete-
al metálico son que le hace el padre
con la trompeta
que gime, aguda, la inutilidad
de unas vidas, contentas
con el puro presente y su pitanza.
Mañana, nuevamente,
del despertado polvo del camino,
pueblos cerrados, ciegos corazones,
y el siempre ser mendigos de los otros.
Pero para ellos,
ellos, los parias, los que no comprenden
-porque la vida los mantuvo exentos-
dioses sin sombra son, reyes de veras,
ante los ojos de los que les tiran
caridad en moneda, envidia en palmas.
Un viento extraño agita las acacias.
Dios se retrae.
Suave, gira el mundo....
reyes de risa, dioses de miseria.
Sucio tambor redobla
entre las manos de la madre encinta,
mientras la adolescente se acompasa
-flor ajada, el colorete-
al metálico son que le hace el padre
con la trompeta
que gime, aguda, la inutilidad
de unas vidas, contentas
con el puro presente y su pitanza.
Mañana, nuevamente,
del despertado polvo del camino,
pueblos cerrados, ciegos corazones,
y el siempre ser mendigos de los otros.
Pero para ellos,
ellos, los parias, los que no comprenden
-porque la vida los mantuvo exentos-
dioses sin sombra son, reyes de veras,
ante los ojos de los que les tiran
caridad en moneda, envidia en palmas.
Un viento extraño agita las acacias.
Dios se retrae.
Suave, gira el mundo....
Mariano Roldán
miércoles, 10 de octubre de 2018
La visita inesperada
Amagat entre muntanyes, hi havia un poble. Al sabater n’hi passà una de grossa. Mentre estava resant, va rebre una bona nova de part d’un missatger misteriós:
—Joan, la teva vida agrada a Déu. T’anuncio que avui mateix el Senyor Jesús et visitarà.
—El sabater, ple de joia, començà a escombrar i ordenar la botiga. De sobte, entrà una dona de mala fama. El sabater encetà una conversa amb ella, però pensava:
—Ai, Déu meu, si Jesús arriba en aquest moment i em troba parlant amb aquesta dona!
Amb tot, el sabater no forçà la dona a anar-se’n. Per fi es quedà sol i continuà treballant. El seu cap no parava de rumiar:
—Com deu ser Jesús?
Mentre barrinava, no s’adonà que havien entrat uns nous visitants: una dona pobra amb el seu marrec.
—Bon dia, Joan!
—Ai, quin ensurt! Veig que portes el marrec. Està magre. Apa, noi, té una poma!
Aquell dia, l’infant i la seva mare van sortir de la botiga amb un parell de sabates noves. Mentre tots dos, —necessitats d’ajuda, però sobretot d’amor— s’allunyaven, el sabater tornava a somniar en la visita...
Però la visita de Crist no semblava possible, perquè la porta va fer un espetec i entrà un home més ple de vi que no pas de seny.
—No tens un got d’aiguardent, germà? Fa tants dies que només bec aigua... ardent!
I esclafí a riure.
—Vine, seu! Només tinc una gerra d’aigua fresca i el dinar, que et convido a compartir.
El sabater dinà amb el borratxo i van fer petar la xerrada. El borratxo sortí d’aquella casa amb ganes de prendre’s la vida més seriosament. Van passar les hores i es va fer tard. Crist encara era per arribar. El sabater començà la seva pregària del vespre i va queixar-se amb molta pena:
—Senyor, ¿per què no heu vingut?
Aleshores va sentir una veu fonda al seu interior que l’omplí de pau:
—Joan, jo t’he visitat cada vegada que algú ha trucat a la teva porta. Us ho asseguro; tot allò que fèieu a un d’aquests germans meus, més petits, a mi m’ho fèieu (Mt 25, 40).
—Joan, la teva vida agrada a Déu. T’anuncio que avui mateix el Senyor Jesús et visitarà.
—El sabater, ple de joia, començà a escombrar i ordenar la botiga. De sobte, entrà una dona de mala fama. El sabater encetà una conversa amb ella, però pensava:
—Ai, Déu meu, si Jesús arriba en aquest moment i em troba parlant amb aquesta dona!
Amb tot, el sabater no forçà la dona a anar-se’n. Per fi es quedà sol i continuà treballant. El seu cap no parava de rumiar:
—Com deu ser Jesús?
Mentre barrinava, no s’adonà que havien entrat uns nous visitants: una dona pobra amb el seu marrec.
—Bon dia, Joan!
—Ai, quin ensurt! Veig que portes el marrec. Està magre. Apa, noi, té una poma!
Aquell dia, l’infant i la seva mare van sortir de la botiga amb un parell de sabates noves. Mentre tots dos, —necessitats d’ajuda, però sobretot d’amor— s’allunyaven, el sabater tornava a somniar en la visita...
Però la visita de Crist no semblava possible, perquè la porta va fer un espetec i entrà un home més ple de vi que no pas de seny.
—No tens un got d’aiguardent, germà? Fa tants dies que només bec aigua... ardent!
I esclafí a riure.
—Vine, seu! Només tinc una gerra d’aigua fresca i el dinar, que et convido a compartir.
El sabater dinà amb el borratxo i van fer petar la xerrada. El borratxo sortí d’aquella casa amb ganes de prendre’s la vida més seriosament. Van passar les hores i es va fer tard. Crist encara era per arribar. El sabater començà la seva pregària del vespre i va queixar-se amb molta pena:
—Senyor, ¿per què no heu vingut?
Aleshores va sentir una veu fonda al seu interior que l’omplí de pau:
—Joan, jo t’he visitat cada vegada que algú ha trucat a la teva porta. Us ho asseguro; tot allò que fèieu a un d’aquests germans meus, més petits, a mi m’ho fèieu (Mt 25, 40).
martes, 2 de octubre de 2018
¿Por qué los gatos son protectores del hogar contra fantasmas y energías negativas?
Sabías que los gatos tienen la extraña capacidad de proteger contra los fantasmas? ¿Sabías que también con su aura pueden protegerte y limpiar las energías negativas del hogar?
Son muchos los que creen que los gatos son criaturas mágicas con energía astral positiva y esto puede ser transferido a las personas con las que conviven cada vez que lo acarician o cepillan. Cuando un gato se espanta, estamos bloqueando la energía positiva. Los gatos protegen las casas de fantasmas y malos espíritus que habitan en ella. Por eso es tan importante tener un gato en una casa.
Un gato mejora las vibraciones no solo de su cuidador, sino también de la familia entera con la que convive, el hogar y los alrededores. No deberías sentirte enojado cuando uno de estos animales se frota contra ti, pues en el transcurso de este acto comparte contigo su fuerza astral. Si lo retiras, te estás privando de la energía positiva que este animal fantástico quiere entregarte.
El área que ellos consideran su territorio se queda bendecida por sus vibraciones positivas. Su presencia ayuda incluso cuando alguien se ha mudado a un sitio y allí vivían gatos en el pasado.
Los gatos poseen capacidades para hacer frente a los espíritus
Cuando un minino encuentra espíritus en el hogar, el animal trata de averiguar la naturaleza de sus intenciones, y luego “absorbe” las malas energías, removiéndolas de la casa por completo. Si encuentras a tu gato mirando fijamente a algo o sentándose en una esquina particular de la vivienda durante largo tiempo, indica que existen espectros cerca. Ayuda a tu mascota leyendo oraciones o realizando un ritual de limpieza.
Si no conoces nada parecido, lo que sí puedes hacer es fumigar la zona afectada con ajenjo. Esta planta medicinal es considerada una herramienta muy poderosa para expulsar a los entes. La habilidad astral de los gatos es tan potente que pueden asustar a los fantasmas. De hecho, no estaban permitidos cuando los brujos invocaban espíritus. No obstante, para otros rituales eran esenciales.
Los gatos pueden proteger de energías negativas y el mal de ojo
Pueden haber personas celosas de ti que te echen mal de ojo, llevando a que pierdas la salud, tu dinero y suerte. Si sospechas que algún peligro parecido te rodea, quédate lo más cerca de tu gato con ambas manos y luego acaricia su pata izquierda, continuando hasta la cola. Mientras hagas esto, tendrás contigo su fuerza astral y nada externo podrá afectarte.
Los mininos son canales por los que la energía cósmica es transmitida, y por ello pueden limpiar y proteger las energías buenas de una vivienda. De esta manera pueden contribuir de forma tan eficaz a la prosperidad de una familia humana. Los gatos eligen las zonas geopatógenas de la casa en la que viven. Estos rincones son sitios con una gran cantidad de vibraciones negativas, y ellos se ocupan de absorberlas.
Los gatos también tienen el poder de curar a personas con estrés emocional. También son utilizados para mejorar problemas de visión, donde los expertos recomiendan acariciar la cola de un gato blanco. Se dice que razas especiales como el Fold escocés, el Persa, el Bobtail Americano, o el Sphynx o gato esfinge tienen poderes mágicos.
Al jugar con ellos, acariciarlos y escuchar su ronroneo podemos obtener diversos beneficios para nuestra salud. Es posible que los perros sean el mejor amigo del hombre y no hay duda de que nos pueden proteger de varios peligros físicos, pero quizás sean los gatos los verdaderos protectores de nuestro bienestar mental.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)