Pero esto no es una cosa nueva, en el estrato arqueológico IV del templo consagrado a Eanna, en la ciudad de Uruk, se encuentran los restos de tablillas cunneiformes quemadas y pulverizadas cuya datación las coloca entre las primeras tablillas escritas... ¿y censuradas?.
Incluso autores de prestigio como Aristóteles fueron censurados en Oxford, donde su segundo libro de la poética, en la que trata de la risa (recordad "El nombre de la Rosa" de U. Eco) no pareció hacerles mucha grácia y también tenemos el caso de Santo Tomás de Aquino que fue puesto en cuarentena por el mismísimo Papa Juan XXI. Y para rizar el rizo, en 1981 se prohibió en Chile... el Quijote.
Esto ha producido una increíble pérdida para la Historia dela humanidad, caso de la censura a las obras cátaras que implicaron la pérdida de sus ideas, pensamientos y sentimientos.
Pero no sólo los medievales occidentales són culpables de esta censura: baste recordar la censura sobre los textos de Ibn Masarra o Al Gazzei, la provocada sobre la obra de Ibn Hazam "El Collar de la Paloma" o al mismísmo Maimónides en 1232.
Como expresa muy bien Milton en su Aeropagita:
"Quien mata un hombre, mata una criatura,
pero quien destruye un buen libro,
mata a la razón misma"
pero quien destruye un buen libro,
mata a la razón misma"
Nacho Padró