A pesar de que el calendario con el que nos movemos los occidentales, el gregoriano, está extendido por todo el mundo desde hace tiempo, hay otros incluso más antiguos que continúan estando vigentes hoy para millones de personas. Corresponden a culturas distintas ligadas a generalmente a diferentes religiones, como es el caso del judaísmo. El Rosh Hashaná es la celebración del Año Nuevo judío, y tiene asociado toda una serie de comidas y alimentos tradicionales.
El pasado mes de enero ya comentamos algunas de las comidas típicas con las que se recibe el nuevo año en diferentes países. Religión, tradición y cultura van inevitablemente unidos, y también la alimentación, que cobra un carácter simbólico y ritual. Estas cuestiones despiertan mi curiosidad historiadora, mucho más si se relacionan con la comida. Las costumbres judías no son muy conocidas en nuestro país, y por eso considero interesante que nos acerquemos un poco a la comida tradicional del Rosh Hashaná.
Origen y significado
Rosh Hashaná, o Rosh Hashanah (ראש השנה en hebreo), significa literalmente "cabeza" o "primero" de año" y se refiere al Año Nuevo del judaísmo. Se celebra el primer y segundo día de Tishrei, el séptimo mes del calendario hebreo, y este año corresponde al día cinco de septiembre. En realidad, los actos comienzan la víspera y se alargan hasta el anochecer de la jornada siguiente.
Según la tradición judía, a partir de los textos sagrados recogidos en la Torá, el mes Tishrei es el primero del año pues conmemora cuando Dios creó el mundo y también el primer hombre. Este año se celebra la llegada del año 5774, comenzando la noche del 4 de septiembre con el sonido del shofar, un cuerno de carnero que llama a la meditación, pues son días de introspección, recogimiento y arrepentimiento.
Alimentos para un año dulce
Como sucede en todas las religiones, las festividades del judaísmo van asociadas a determinados alimentos y platos cuyo consumo no es sólo una costumbre, sino que tienen carácter simbólico y ritual. La mayor parte de ellos van ligados de forma armónica al calendario natural de las estaciones, con productos que ya nos anuncian el otoño, aunque este año el Rosh Hashaná ha caído algo pronto.
Muchos de los alimentos que se consumen durante estos días enfatizan el simbolismo con los deseos de que el nuevo año sea propicio, es decir, se potencian las comidas dulces. La manzana, la miel y la granada, productos que asociamos a la cocina reconfortante de otoño, son algunos de los ingredientes más utilizados en torno a estas festividades. Una de las formas más sencillas y típicas consiste simplemente en tomar trozos de manzana mojados en miel, como deseo de un año dulce.
Simbolismo en la comida
A lo largo de los siglos y en diferentes lugares del mundo se han desarrollado distintas costumbres en torno a las comidas rituales y simbólicas que comparten las diferentes comunidades judías. Algunos platos se mantienen desde tiempos inmemoriales al pasar su tradición a través de las generaciones, mientras que otros más modernos se van imponiendo como nuevas maneras de celebrar su fe. Como nexo común se pueden encontrar ingredientes clave que poseen una fuerte carga simbólica.
Muchas de las comidas derivan del plato del Séder. Se trata de un plato cargado de simbolismo pues los elementos que lo forman se relacionan con los sentimientos del recuerdo y conmemoración de los hechos del Éxodo del pueblo judío durante el Antiguo Egipto. Son seis alimentos consumidos siguiendo un ritual específico, siendo el séptimo elemento un conjunto de matzos, un tipo de pan plano, colocados aparte en la mesa. El tradicional pan trenzado judío, Challah, es otro producto típico que no suele faltar.
Entre los ingredientes tradicionales podemos encontrar verduras y hierbas amargas, encurtidos, carne de cordero o de pollo, huevo cocido, o mezclas de frutos secos. Como alimentos más específicos del Año Nuevo, destacan vegetales como el puerro, la remolacha, espinacas, zanahorias y calabaza. Entre las frutas, además de las ya mencionadas manzanas y granada, tiene una gran presencia el dátil, y también es importante el pescado, del que muchas veces se sirve la cabeza.
Curiosamente, el simbolismo de gran parte de estos alimentos deriva del propio lenguaje. Por ejemplo, el término que designa la remolacha en hebreo es selek, que se asemeja a lesalek, "desparecer". Por eso la tradición señala recitar unos versos tras su ingesta que piden a Dios hacer desaparecer a los enemigos. Y sucede lo mismo con otras comidas, muchas de las cuales llevan asociadas bendiciones concretas.
Como ocurre actualmente con el catolicismo y otras religiones, muchos de los ritos tradicionales se han ido adaptando con el paso del tiempo. De este modo, cada familia mantiene sus tradiciones específicas, y esto se muestra también en la comida. Mientras que unos prefieren ser más estrictos respecto a las costumbres originales, en otros hogares se adaptan creando sus propios platos típicos. Lo habitual es encontrar en cada familia una receta propia de un pastel de manzana o un pan dulce con frutos secos, miel y especias. Incluso hoy en día se adaptan muchos de los menús tradicionales a dietas como la vegetariana.
Las religiones me interesan como historiadora por la influencia fundamental que tiene en la cultura de cada pueblo, y cómo se manifiesta en el arte y en la gastronomía. A pesar de que hoy su presencia en nuestro país es discreta, los judíos también forman parte de nuestro pasado y creo que es interesante al menos acercarnos un poco más a sus costumbres, como las que forman parte del Rosh Hashaná y sus comidas tradicionales.
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