lunes, 22 de julio de 2024

SACRÉ-COEUR, LA IGLESIA QUE TIENE PARÍS RENDIDO A SUS PIES

La monumental basílica del Sacré-Coeur se eleva en la colina de Montmartre como flotando por encima de la capital de Francia. De resplandeciente color claro por el mármol travertino con el que fue construida, el templo es uno de los faros siempre presente que guía en la visita a los imprescindibles de París, mientras desde su emplazamiento es la ciudad la que le devuelve una de las panorámicas más amplias que existen sobre la capital de Francia.

UN CORAZÓN ABIERTO A TODOS

Pasear desde el Sena hacia la colina de Montmartre para alcazar la basílica del Sagrado Corazón a pie es una opción que permite descubrir los monumentos y rincones del norte de la ciudad. Pero si las ganas de caminar o el tiempo disponible escasean, un corto funicular conduce hasta la base del templo y también hay un tren turístico que sale de la Place Blanche. 

Este año además, el Sacré-Coeur también se suma a los Juegos Olímpicos París 2024 adaptando horarios de culto y realizando misas en distintos idiomas. Ello sin olvidar la preparación de otra efeméride, los 140 años de la Adoración Perpetua del Sacré-Coeur que culminarán con diversos actos el 1 de agosto del 2025.   

EL ALMA DE MONTMARTRE

La construcción en la década de 1920 de la basílica del Sacré-Coeur en la colina de Montmartre cambió para siempre la fisonomía de París. La llegada del templo hizo que el carácter díscolo y bohemio que en la época tenía esta zona parisina conviviese a partir de entonces con la devoción y la religiosidad. Hasta entonces, Montmartre solo era un pequeño pueblo de cuestas empinadas nacido al norte del Sena, que por cierto fue el último de los aledaños en ser anexionado a la ciudad.

 

Las modestas casas y cabañas surgidas en el siglo XIX alojaban a vecinos, vagabundos y viajeros, mientras proliferaban tabernas, cabarets, talleres de pintores y posadas. Ahí estaba por ejemplo la histórica À la Bonne Franquette, originaria del siglo XVI y en la que en tiempos de bohemios se reunían Pissarro, Toulouse-Lautrec, Renoir o Zola; sigue manteniendo el pequeño jardín que Van Gogh inmortalizó en El merendero de la Guinguette (1886)Montmartre también era zona de canteras, en cuyas galerías se refugiaban ermitaños y proscritos, mientras sus laderas se cultivaban viñedos, algunos de los cuales permanecen aún a pesar de la urbanización; a inicios de octubre se mantiene una fiesta de la vendimia en el barrio más bohemio de París.


BIENVENIDA AL BARRIO

Esta iglesia de inicios de siglo XX y erigida en estilo romano-bizantina fue impulsada tras la promesa de los católicos parisinos de levantar una basílica dedicada al Sagrado Corazón de Jesús, pidiendo protección después de la derrota de Francia en la guerra con Prusia de 1870. El lugar elegido fue la colina que coronaba Montmartre, en el cerro donde tuvo lugar el martirio de san Denis.

Las obras empezaron en 1876 dirigidas por el arquitecto Paul Abadie (discípulo de Eugène Viollet-le-Duc) que murió en 1884, al que sucedió Lucien Magne, quien añadió el campanario de 84 m y finalizó el proyecto. Cuando la iglesia fue consagrada en 1919, los residentes del barrio ignoraron Sacré-Coeur y continuaron acudiendo a la iglesia de Saint-Pierre, una de las más antiguas de París fundada en el siglo XII, situada entre la basílica y la Place du Teatre. 

UN TEMPLO PARA RECUPERAR LA CONFIANZA

La idea de construir el Sacré-Coeur surgió del impulso de dos hombres de negocios católicos, Alexandre Legentil y Hubert Rohault, que prometieron financiar un nuevo templo si Francia sobrevivía a la derrota sufrida en la guerra franco-prusiana. Tras la liberación de la invasión en 1871, el templo se empezó a erigir el año 1875 como símbolo de la recuperación de la esperanza nacional.

Así nació el Santuario de la Adoración de la Eucaristía y de la Misericordia Divina, o simplemente Sacré-Coeur, que no es una iglesia, sino un lugar de peregrinación. Desde el inicio, mantiene una vigilia de 24 horas para custodiar al Santísimo Sacramento siempre expuesto en el Altar Mayor. Este rito se practica gracias a la rotación de fieles de otras parroquias parisinas.


ASCENSIÓN ESPIRITUAL

Como si se tratase de una metáfora mística, la ascensión a la basílica se realiza por varios tramos de empinadas escalinatas que arrancan desde Montmartre y suben a la basílica. Al coronar la colina, el blanco del edificio parece querer purificar a los devotos y peregrinos. Algo contradictorio cuando se se recuerda que el Sacré-Coeur surgió de un enfrentamiento bélico y como expiación nacional, en una época difícil para Francia cuyo fervor buscaba pedir la salvación.

Sacré-Coeur
FOTO: SHUTTERSTOCK

El monumento se alza hacia el cielo. Su fachada la preside una estatua de Jesús dando la bendición. Por debajo, se accede por un pórtico con tres arcadas, custodiado en los lados dos estatuas en bronce, una de Juana de Arco y otra de san Luis, mientras las puertas de acceso, también en broce, ilustran escenas bíblicas como la Última Cena.


SAcre coeur
FOTO: SHUTTERSTOCK

EL CORAZÓN DEL SACRÉ-COEUR 

En el interior de este templo erigido en estilo romano-bizantino destacan las ornamentaciones realizadas con mosaicos, como los que decoran la bóveda, el coro y las capillas laterales. El presbiterio está recubierto con un bellísimo Cristo en majestad (1912-1922), considerado uno de los murales de mosaico más grandes del mundo. Juntos a estos tesoros destacan las estatuas, como la realizada en plata de la Virgen María y el Niño (1896) y las vidrieras con rosetones y flores de lis que dejan filtrar la luz.

 

Asimismo, bajo la nave central se escode el templo subterráneo, con un trazado de criptas inmensas que guardan más estaturas de santos y reliquias procedentes de toda Francia, incluyendo una que se asegura «es un trocito del corazón de Jesús». Lo que sí se guarda bajo la bóveda en una capilla es el corazón de Legentil, uno de los impulsores de la basílica. 

Sacré-Coeur
FOTO: ISTOCK

UNA CÚPULA Y CAMPANARIO GIGANTESCOS

La cúpula ovoide que corona el Sacré-Coeur es el punto más alto de París después de a Torre Eiffel. Por la parte interior, tiene una balconada corrida, conocida como la Galería de las Vidrieras, que permite una vista completa del interior. Por el exterior, más de 250 peldaños en espiral ascienden por la citada rotonda hasta un mirador desde el que se contempla una panorámica de París, que dicen los días despejados alcanza los 30 km de distancia.

Sacré-Coeur
FOTO: SHUTTERSTOCK

Junto a este remate circular, otro elemento sobresaliente del monumento es su campanario, de forma octogonal y 77 metros de altura. Este guarda «la Saboyana», una de las campanas más pesadas del mundo, de 3 m de altura y 18,5 toneladas de peso. Fue fundida en Annecy en 1895 en una alusión de las tropas de Saboya anexionadas a Francia. Y se dice que fueron necesarios 28 caballos para arrastrarla por la colina hasta el templo. 


Sacr-e-Coeur
FOTO: GETTY IMAGES

EL GRAN ARRAIGO DEL SACRÉ-COEUR A MONTMARTRE

La basílica tiene desde su base una altura de 83 m y está recubierta de travertino, un tipo de piedra caliza que blanquea con el tiempo y la mantiene con su tono claro. Emplazada en una antigua zona de canteras y cuevas, los trabajos de cimentación fueron una auténtica gesta de ingeniería al requerir mayor profundidad. Se excavaron 83 pilares de 45 m de enterrados en la colina y sustentados por pozas ciegas de 5 m. Estas se rellenaron de mampostería y se conectaron por arcos subterráneos a fin de estabilizar el subsuelo y compensar los túneles horadados que perforan la ladera. En 1944, cayeron 13 bombas sobre Montmartre, junto al Sacré-Coeur. Aunque las ondas expansivas destruyeron las vidrieras, nadie murió y la basílica permaneció intacta, gracias a su gran arraigo en la colina de Montmartre.


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