Ahora se habla mucho de la inmortalidad. Sobre todo, los ricos. Se sienten tan a gusto en esta vida que no tienen el menor interés en pasar a la siguiente.
Pero parece ser que de momento tal objetivo seguirá siendo una quimera. Lo que sí resulta más fácil es la posibilidad de prolongar la esperanza de vida.
Si el tema te interesa porque tienes miedo a la oscuridad o porque no puedes soportar la idea de no enterarte de qué pasa en el mundo (en su autobiografía, Buñuel solo pedía que después de muerto le dejaran salir de su tumba para comprar el periódico), tal vez deberías seguir alguno de estos consejos:
- Vive junto al mar.
Los lugares donde la gente es más longeva son Cerdeña, Okinawa, Loma Linda, Nicoya e Icaria (conocidas por los expertos como «las zonas azules»). Casi todas son islas o, por lo menos, franjas costeras. Eso sí, ten cuidado con la subida del nivel del mar si piensas durar mucho.
- Cuidado con la carne.
Comer carne no ayuda a vivir más. En cambio, la otra, la del sexto mandamiento, sí. Al parecer, tener dos o tres orgasmos a la semana no solo prolonga la vida, sino que, obviamente, la hace más entretenida.
- Procura ser mujer.
De las 50 personas más longevas de la historia, 49 son mujeres y solo una es un hombre. No hace falta hacer muchos números para descubrir que lo del sexo débil es una falacia.
- Practica la verborrea.
Hablar mucho prolonga la vida (pero no escribir; por eso estos artículos son tan cortos). Nos lo cuenta el psiquiatra Luis Rojas Marcos en su libro Somos lo que hablamos. Y aquí, de nuevo, existe una discriminación de género: las mujeres pronuncian de media unas 15.000 palabras más al día, y esa es otra de las razones por las que duran más tiempo.
- Vende el sofá.
Estar de pie te ayudará a vivir más años. Eso hará que la longitud de los telómeros mejore y, de paso, la calidad de los cromosomas de las células rojas relacionadas con la longevidad.
- Be water my friend.
La capacidad de adaptación y de superar los golpes de la vida también ayudan a prolongarla. Es decir, la resiliencia, tan de moda en estos tiempos, resulta que funciona.
- Haz menos cosas.
Pero dedícales más tiempo. Eso te permitirá observar la realidad de una forma más profunda y serena, disminuyendo el nivel de estrés. Ya lo dicen en Marruecos: «Prisa mata, amigo».
- Amigos, hasta en el infierno.
Sobre todo, si quieres llegar allí más tarde. Tener amigos, socializar, también retrasa la entrada en el cementerio. No te quedes en casa, sal, conoce gente y pídeles el número del móvil para quedar otro día.
La lista podría continuar eternamente porque son muchas y muy variopintas las cosas que ayudan a prolongar la vida: ser bajito, cuidar los dientes, ser positivo, comer verduras y frutos secos, adoptar una mascota, tener autoestima, dormir lo necesario, adelgazar, reírse, correr, ser solidario, dejar de fumar, buscar objetivos realizables, enamorarse, retrasar la jubilación, sentirte útil, tomar café, tener hijos, hidratarse, evitar los hospitales…
Pero, en realidad, casi todas se resumen en una sola: disfrutar cada día. Eso es lo que de verdad te hará vivir más, aunque, de hecho, vivas menos.
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